jueves, 26 de febrero de 2015

PATATAS CON CONEJO


La receta de hoy es muy fácil, económica y no requiere de ninguna habilidad culinaria, es un plato muy sencillo y tan casero que es raro que ninguna vez lo hayáis probado. Además se utiliza como base la carne de conejo que, últimamente, se está poniendo de moda; ya que no es excesivamente cara, no tiene nada de grasa y a la vez es rica en proteínas, por lo cual es ideal tanto para dietas de adelgazamiento; como para el régimen de los deportistas.

INGREDIENTES: (4 personas)

- Medio conejo partido en trozos pequeños.

- 4-5 patatas (depende del tamaño de la patata, he calculado este         número si son de tamaño mediano).

- 1 cebolla pequeña.

- 2 dientes de ajo.

- 5-6 hojitas de perejil fresco (también vale un puñadito de perejil      seco).

- 1 cucharadita de pimentón dulce.

- 1 vaso de vino blanco o de cava (está última vez yo he utilizado       cava, ya que no tenía vino y la verdad es que salió muy bien)

- 2-3 cucharadas de aceite de oliva.

- Sal y pimienta

PREPARACIÓN:

En una cacerola ponemos a calentar el aceite, con el aceite ya caliente, se añade la cebolla muy picada (a ser posible en una picadora para que quede lo más menuda posible). Dejamos que la cebolla se poche bien para que suelte todo el agua y que se dore un poquito pero con cuidado que no se nos queme. A continuación añadimos los trozos de conejo salpimentados y dejamos que se dore. (Siempre que se hace un guiso es bueno dejar que se pegue un poco a la olla o cacerola, sin que se queme porque así da más sabor).

A continuación y cuando ya la carne esté dorada se añade la cucharadita de pimentón y se revuelve bien,  (hay que tener cuidado en cuanto se mezcle bien con la carne hay que apartar del fuego o echar rápidamente el vino para evitar que el pimentón se queme, ya que si no amarga y quita todo el sabor del guiso). En un mortero machacamos los dos dientes de ajo y el perejil y se añade (como siempre se queda algo pegado al mortero un truco es añadir un poco de agua y con la mano del mortero remover y echarlo al guiso). Dejamos que el vino reduzca un poco y añadimos un vaso de agua simplemente para que cubra la carne y dejamos cocer a fuego lento vigilando de vez en cuando que el agua no se consuma demasiado y no se nos queme, durante una media hora o cuarenta minutos.

Añadimos la patata cortada en cuadrados no muy pequeños y cubrir con agua (solo cubrir, echar demasiada agua nos puede dejar el guiso demasiado aguado). Dejar cocer a fuego fuerte hasta que la patata esté en su punto. Lo mismo, teniendo cuidado que no se nos seque y que la arenilla de la patata no se nos pose en el fondo (importante: añadir más agua si se consume demasiado, y la patata no es de las que se cuece fácilmente, pero siempre con cautela para que no se quede demasiado caldoso). Eso ya depende del gusto de la persona y, sobre todo, de la calidad de la patata, ya que hay algunas que son más duras y sueltan agua y otras, sin embargo, son arenosas y se cuecen antes de lo normal dejando el caldo más espeso. Antes de que termine de cocer la patata es importante probar la comida y rectificar de sal si es necesario.

Cuando la patata ya esté cocida, sólo nos queda poner la mesa y servir caliente, es un plato ideal en esta época ya que tomar platos calientes sientan de maravilla con los fríos invernales. ÑAM-ÑAM

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