jueves, 19 de febrero de 2015

UN BALCÓN EN LA PIEDRA



Hoy voy a recordar un  viaje  que he realizado  varias veces, ya he pasado por ese lugar, al menos, en cuatro ocasiones y la verdad es que no me importa parar las veces que sean necesarias, siempre es maravilloso dar un gustazo a los ojos.

Este lugar tiene un algo mágico. Se encuentra en una pequeña explanada junto a la carretera, se sube por una escalera de piedra y al llegar casi te quedas sin habla cuando ves una especie de balcón, excavado de forma natural en la piedra. Lo único que indica que ha sido tocado por la mano del hombre son las dos barandillas de hierro que enmarcan ambas aberturas, puestas ahí para evitar accidentes.

Desde allí las vistas son maravillosas, puedes ver toda la sierra de los alrededores de Cuenca y abajo se puede ver con total claridad el cañón que han formado las hoces de los ríos Júcar, Cuervo y Huécar.

Esta corriente es aprovechada en verano por la gente de los pueblos cercanos para bañarse en sus gélidas aguas e, incluso, hay temporadas que se pueden hacer descensos en canoas. Una maravilla para la vista y un entretenimiento para los más audaces y arriesgados.

Llegar es muy fácil, se encuentra a unos 30 kilómetros de Cuenca capital saliendo por la comarcal CM-2105 dirección a la Ciudad Encantada y al Nacimiento del río Cuervo (otro lugar extraordinario que comentaré otro día). Al ser una carretera estrecha y con curvas, ya que va bordeando la sierra y se debe ir con precaución y sin pisar el acelerador, es fácil percatarse de la presencia de este curioso sitio. La primera vez que lo vi fue por pura casualidad, además hay, no sé si seguirá allí, un puestecillo de souvenirs de cerámica y está debidamente señalado por un cartel.

Este lugar, como todos los que se salen de una explicación lógica para el hombre, tiene su leyenda; es tan difícil imaginarse cómo simplemente la erosión ha sido capaz de hacer esta maravilla que en tiempos pasados corrió la leyenda de que fue el Diablo quien, con sus poderes excavó esta ventana en la dura piedra, de ahí viene ese nombre. Y como todas las cosas hechas por el mismísimo maligno no puede ser buenas, se dice que muchos fueron los que se despeñaron al querer divisar ese hermoso paisaje desde este ojo al que se asoma uno de los paisajes más maravillosos de nuestro país.

Sea como sea es un lugar que no hay que perderse y que en mí ejerce un imán especial. Si pasáis por allí no os olvidéis de hacer una paradita y contemplar unas imágenes que no os dejarán indiferentes y desde luego una impresión en la retina que será difícil de olvidar.

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