jueves, 19 de febrero de 2015

LA CIUDAD DE CARNAVAL


Los carnavales ahí ya, están aquí, ¡ya vienen!, ¡ya vienen! Y eso que a mí los carnavales son una fiesta, que ya sea por desconocimiento, porque en mi niñez que es cuando más se pueden disfrutar estaban prohibidos, no me terminan de convencer. 


Aun así quiero aprovechar estas fechas para hacer un recordatorio de un viaje muy especial. Un viaje que no realicé en época carnavalesca, pero hay que reconocer que, ¿a quién cuando se habla de los carnavales no le viene a la cabeza Venecia? La Serenissima, la ciudad barco anclada en una laguna que mira al Adriático

Han pasado ya veinte años de ese viaje, fue en mi luna de miel, un giro maravilloso por toda Italia, pero claro ahora en esta época festiva es inevitable no recordar esta elegante cuidad, el escenario más propicio y más adecuado para una fiesta con disfraces.

Venecia más que una ciudad es un gran escenario, llama la atención la poca gente autóctona que pisa sus callejones. La  verdad es que la mayoría de los viandantes somos grupos de turistas, cargados con cámaras de fotos o de vídeos y con la boca abierta ante tanta maravilla. ¿Qué mentes maravillosas idearon esos suntuosos palacios de cuento, esos artísticos puentes, esas casas con fachadas impresionantes en una ciudad, que durante siglos, ha sido desahuciada y siempre se pensó que tenía sus días contados y terminaría sepultada en la laguna?

Tranquilidad entre la bruma de la humedad de sus canales, su penumbra nocturna, los escaparates de sus tiendas artesanales que son otra obra maestra de la decoración, sus vaporetos, sus románticas góndolas cruzando mansamente sus oscuros y misteriosos canales. Esa cena en una placita ajardinada que formaba la unión de dos callejones, la mesa preparada para la ocasión con su mantel a cuadros tan típico de Italia, sus velas y su música tradicional de fondo, siempre se quedará marcada en mi memoria. Ni una sola foto me traje de aquel viaje, entonces no había cámaras digitales y los carretes se me velaron en el viaje de retorno. Afortunadamente tengo vídeos y esas sensaciones marcadas a fuego en mi cabeza. Y un regalo muy especial que me traje de allí, una hermosa máscara veneciana de porcelana que sigue viva, y espero que siga viva muchos años más ya que la guardo como oro en paño.

Hermosa y maravillosa Venecia, ciudad que cabalga entre oriente y occidente, con su catedral que rebosa el sabor bizantino del imperio romano más oriental. La perla del Adriático, el balcón que mira a Croacia y a la Grecia clásica, madre de nuestra civilización.

Si viajáis allí, un consejo, no dejéis de llevar una cámara digital con una tarjeta de memoria de muchos megas y sobre todo llevad los ojos más abiertos que podáis, no hay foto que pueda suplir la auténtica sensación de la retina humana, y disfrutad de cada rincón de esta maravilla artística. Venecia es una ciudad para visitar, para pisar, para ver, para disfrutar pero sobre todo para sentir y vivir.

Por si os apetece seguir soñando con La Serenissima os dejo un relato que escribí hace uno o dos años para unos carnavales. Los relatos y los cuentos siempre en DEL PAPIRO A INTERNET:



"Addio Venezia, mi porterà nel mio cuore"

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