jueves, 19 de febrero de 2015

LA HISTORIA Y LO COTIDIANO


Que la Historia es algo cotidiano lo sabemos aunque no lo tenemos muy asumido. Casi todos tenemos la idea errónea de que la Historia con mayúsculas es una cadena de hechos importantes y grandiosos y que cambiando el rumbo de la vida de algunas personas concretas, cambia también la vida del resto de la humanidad. Esta idea es correcta, lo incorrecto olvidarnos que los hechos cotidianos, los pequeños pasos que se dan en el día a día también es una manera de hacer Historia y que los sucesos más sencillos y cotidianos pueden cambiarnos la vida y mucho. Y la prueba es lo que sucedió un día 16 de febrero de 1937, cuando la fábrica Dupont tuvo la idea de volver a patentar y, lo más importante, fabricar al por mayor una idea que años antes había descubierto y patentado Wallance Hume Carothers, el nylon.

Aquí en España lo conocemos como nailon. Esta tela es un polímero artificial resistente, elástico y prácticamente irrompible que revolucionó la industria textil y pasó, por bajo coste, a convertirse en el sustituto ideal de la carísima seda y el rayón.

El nylon fue un claro aliado para la mujer, permitiendo que muchas de ellas (sobre todo las de clases sociales más bajas) pudieran lucir medias transparentes y abandonar las, poco estéticas medias de lana, ya que debido al alto coste de la seda (material con el que se fabricaban las medias transparentes, conocidas como cristal) estaban nada más que al alcance de los bolsillos más opulentos.

Este material elástico, resistente, que no precisa planchado, prácticamente irrompible y, sobre todo, un material que no era atacado por esas terribles plagas de polillas (que en aquellos lejanos inicios del siglo XX aún arruinaban fácilmente otros telas más costosas)  y que vino evolucionar y mejorar la vida de las mujeres, llegó a escasear en la II Guerra Mundial a partir de la entrada de EE.UU en el conflicto, ya este material fue empleado y reclamado por la industria armamentística para la fabricación de materiales resistentes para la guerra como: cuerdas, mochilas, paracaídas, etc. Tanta demanda masiva de este tejido llevó la producción a tal colapso que su uso como material para prendas de lencería femenina fue prácticamente nulo en esos años. Esto provocó la indignación de muchas mujeres que, una vez acabada la guerra, reclamaron el nylón de nuevo para su uso habitual, negándose a que únicamente formase parte de la industria bélica, y pasando, ya con todas las de la ley, a ser un elemento más de comodidad de su uso cotidiano.

Como curiosidad os tengo que decir que antes que las medias, camisones, enaguas, cuerdas o paracaídas; los primeros elementos que se fabricaron con este material fueron las cerdas de los cepillos de dientes, que se comenzaron a usar en Estados Unidos al poco tiempo de que se patentase el invento, pero que no llegaron a Europa hasta 1945.

Como podéis ver,  la Historia no se alimenta solo de grandes hombres y grandes guerras. Algunas de las batallas más beneficiosas para la humanidad se libran en los hogares.

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