martes, 14 de abril de 2015

OTRA DE LEONES

Pues sí, que me gusta a mí más una buena historia misteriosa y mitólogíca que una mariscada; y como soy curiosa por naturaleza y me gusta bucear en el tiempo siempre que me entero de algunas cosillas interesantes me gusta compartirlas, y más si es algo que está en mi ciudad y las he visto desde mi más tierna infancia.

Foto tomada de Wikipedia
Los leones han sido siempre unos animales que me han atraído mucho (aunque mis animales favoritos son los delfines) pero creo que algo tienen que tener estos felinos para que estén representados en tantos y tantos monumenos españoles y extranjeros. No hay edificios o monumentos representativos en cualquier lugar en donde no aparezcan y eso debe de tener un por qué. Evidentemente el motivo de otros lugares no lo sé, me gustaría pero todos tenemos limitaciones y yo tengo muchas. Otra cosa es no entererarse de lo que tienes practicamente al lado de tu casa, eso ya más que limitación sería dejadez.

Desde muy pequeña siempre me he sentido atraída por uno de los monumentos más simbólicos de mi ciudad, recuerdo que con apenas tres añitos, cuando todavía decía las palabras a medias y mis padres me preguntaban donde quería ir de paseo, yo invariablemente siempre les decía lo mismo: "quiero ver a La Cibeles"; en fin llamadme obsesiva, aburrida, mujer de costumbres... pero la verdad es que me atraía el lugar y no me cansaba de admirar esa figura que domina el lugar más céntrico y atractivo de Madrid. Aún hoy, pasados los años me sigue gustando pasar por el lado de la fuente y seguir con la mirada la imponente escultura. Ni la mísmisima Fontana de Trevi con todo su maravilloso encanto y su hermosura monumental y estética la ha quitado del primer lugar de mis preferencias.

La figura de la diosa en su carro impone, pero jamás me dejaron indiferentes sus leones, entonces era obvio que no sabía la historia de estos dos protagonistas y hoy me gustaría compartirla, ya que de la fuente en sí, hablé otro día.

Los leones que tiran del carro de Cibeles representan a dos amantes griegos Hipómenes y Atalanta, y la historia de esta pareja es muy curiosa, seguro que muchos la habréis oído pero para los que no la sabéis o no la recordáis os la voy a contar.

"Atalanta e Hipómenes", obra píctórica de Guido Reni
(Museo del Prado)
Foto tomada de Wikipedia
Cuenta la mitología que Atalanta era una de las cazadoras que acompañaban a la diosa Artemisa (Diana, para los romanos). Según la versión de la historia era la mejor cazadora y la mejor velocista de todo el séquito de la hermana de Apolo. De hecho los mejores atletas griegos eran retados por ella cada año y siempre les ganó a todos. El reto consistía en que el joven que ganara la prueba obtendría la mano de Atalanta y se desposaría con ella.

Hipómenes, un joven atleta, se enamoró perdidamente de Atalanta y se presentó al reto. Tan enamorado estaba que pidió ayuda, como no, a la única diosa que podría ayudarle, Afrodita, la romanticona hija de Zeus, que anteponía el amor a cualquier cosa. Yo no digo que no fuese una diosa simpática, enamoradiza, incluso sería la diosa hippy de la época, pero la pobre donde metía la mano (voluntariosa eso no lo voy a poner en duda) siempre la liaba parda. Recordemos que también fue la responsable del rapto de Helena de Troya; ejem, ejem  vamos que eso de "haz el amor y no la guerra" la salía a la pobre al revés.

Bueno pues la bonachona de Afrodita que no podía ver sufrir a los enamorados le regaló a Hipómenes unas manzanas de oro para distraer a Atalanta y vencerla.

Durante la carrera Hipómenes iba soltando las manzanas de oro estratégicamente para distraer a Atalanta que, mientras se paraba a recoger las manzanas, perdía tiempo; mientras el avispado Hipómenes ganaba terreno consiguiendo llegar a la meta el primero, ganando así, con esta treta, a la invencible Atalanta.

Cumpliendo la promesa los jóvenes desposados se unieron en el templo de la diosa Cibeles que, sabiendo el engaño y la trampa de Hipómenes, se enojó tanto con ellos que acudió rauda a quejarse ante Zeus, dios omnipotente y vengador donde los haya, que para mitigar la ira de la diosa convirtió a los jóvenes amantes en leones y les condenó a tirar eternamente del carro de nuestra diosa favorita.

Pero... aquí, como en toda historia que se precie viene la controversia, o el debate, o la duda, o como queramos llamarlo. Si según nos cuenta la mitología Hipómenes y Atalanta eran chico y chica ¿Por qué en la escultura de la fuente aparecen como dos leones macho? ¿No tendría que tener uno melena y la otra figura no? ¿Eran tan ignorantes los escultores del siglo de las luces que no sabían diferenciar un león de una leona? De acuerdo, que entonces los safaris a África no eran una atracción turística como ahora, pero dudo mucho que su grado de ignorancia o incultura fuera tan grande. Muy por el contrario me atrevería a decir que la gente dedicada al arte era mucho más culta, estaba mucho más preparada y sabián muchas más cosas que el común de los mortales.

Entonces ¿Qué pasó? ¿Tanto se despistó Roberto Michel, el escultor francés que se ocupó de la talla de los leones, y que tantas obras maestras realizó en monumentos de nuestra ciudad? ¿Simplemente se ocupó de realizar el tallado tal y como se representaba en los bocetos originales de Ventura Rodriguez, el que ideó y planificó el diseño total de la obra escultórica?

Dicen algunas malas lenguas o estudiosos recientes del tema, que no yo; que cabe pensar en otra posibilidad. Todos sabemos, eso si que lo sabemos, que los griegos de la antiguedad crearon una sociedad muy libre, demasiado libre incluso para nuestra época actuale. Como creadores de la democracia como sistema político la desarrollaron y fue la democracia más pura de todos los tiempos. Los griegos antiguos poseían el don que todo humano ha buscado desde la noche de los tiempos: la auténtica la libertad de hacer cada uno con su vida y su cuerpo lo que le diera la gana, por eso en la antiguedad clásica no estaba mal vista la homosexualidad, ellos practicaban el amor libre y sin trabas de sexo. Y eso lo sabemos por las historias de los grandes personajes griegos, Socrátes, Platón, la poetisa Safo... Para ellos era natural e incluso sus dioses hacían patente lo mismo que sus hijos mortales. Por eso mismo hay quien piensa que realmente no sería extraño para el clasicismo griego que Atalanta e Hipómenes fueran dos hombres, que Roberto Michel, como artista supiera la historia y quisiera representarla de esta forma, ¿despiste o simplemente miedo a lo que pudiera pasarle si declaraba lo que él pensaba o creía? No olvidemos que en aquella época y por muy liberal que fuese el reinado de Carlos III aún pululaba la sombra inquisitorial.

Sabemos que tras épocas de grandes avances y libertades vienen las épocas de oscuridades y sombras, a esa libertad y forma de vida de la época clásica donde no había límites para nada, ni siquiera para el pensamiento (de ahí que aún muchas cosas que se estudían ahora estén basadas en los grandes pensadores, matématicos, etc, de la antigua Grecia). Todo eso se perdió con la Edad Media, las inquisiciones, la falsa moralidad, las mentalidades cerradas que no dejaron avanzar en siglos y sumieron a la humanidad de nuevo en la ignorancia y la brutalidad atentando contra la propia dignidad. Nos ha costado mucho recuperarnos de aquel bache, y desde luego no se ha llegado todavía a aquel grado de mentalidad abierta de los tiempos antiguos, donde se miraba a la gente por su valía, donde cada cual tenía la libertad de elegir su camino y hacer, como se dice vulgarmente, de su capa un sayo. Y dudo que alguna vez consigamos volver a eso, visto lo visto, y como se está desarrollando todo, cada vez tengo más claro que desde luego  los antecesores de Torquemada and Cia, y sus descendientes y aprendices,  hicieron  un trabajo laborioso y a conciencia, un trabajo que ha conseguido perdurar durante más de seiscientos años. Realmente lo hicieron muy bien, demasiado bien.

Esta es la historia de mis queridos leones de la Cibeles, su realidad, la que queramos pensar, imaginar, especular o creer. Cada uno es libre de interpretar lo que ve, y más cuando los que lo hicieron no están aquí para darnos las explicaciones necesarias, si quisieran darlas, claro. El caso es que con despistes o sin ellos, ahora podemos disfrutar de una de las fuentes más bellas de todo el mundo mundial, por lo menos para mí. Hasta otro día amigos, os dejo con esta bella imagen de mi fuente favorita. 


Foto tomada de www.periodistadigital.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario